RESÚMEN DE LA CARRERA:
no me dejará de asombrar la capacidad que tiene el "cuerpo humano" de recuperación y en mi caso, el mío. Os cuento. Resulta que ayer por la tarde empecé a encontrarme mal, con dolores en hombro izquierdo y malestar general, como si estuviera incubando algún "virus maligno". Esta mañana cuando me desperté estaba francamente aun peor si cabe, porque a la anterior lista de males, hoy tenía dolores de garganta. Como es lógico con este desolador panorama, no tenía ninguna gana de levantarme de la cama. No se como lo hice, pero al final logré mi objetivo y pude salir de mi casa en dirección hacia la Universidad, que era donde se celebraba la carrera. Por el camino empecé a notarme un pelín mejor, pero sin fuerzas. Me dan la salida los jueces y aquí viene el milagro amigos, no solo me encontraba súper bien, sino que encima rodé a un ritmo muy rápido -3.40 el kilómetro- y así fui hasta el kilómetro 3.6 donde empezaba la parte más complicada de la carrera para mí y es donde perdí mucho tiempo. Aun así, llegué muy contento a la meta, aunque el crono fue modesto. A continuación veo la ceremonia de entrega de premios y posterior sorteo de regalos -que por cierto a mi no tocó nada de nada- y me voy en dirección a mi casa. Por el camino como me encontraba francamente bien, decido dar una vuelta por la ciudad para hacer kilómetros y en un cruce de calles me encuentro con una "bicicletada popular" de padres y niños y me sumo a ella. Resumiendo, que esta mañana salí de mi casa para hacer una carrera de 5 kilómetros y ahora vuelvo con 15 kilómetros a mis espaldas y lo más curioso del tema, es que me encuentro de maravilla. ¡Y lo más curioso es que no me duele nada! ¿Acaso comprendéis esto? ¡porque yo de verdad, no!
-¡Y MI ENHORABUENA A LA ORGANIZACIÓN DE LA CARRERA!
Texto:
Joaquín Pacheco
Foto:
Alberto Gonzaga
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